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Blog #9, Río 2016
Hoy concluye la celebración de los Juegos Olímpicos de Río 2016. Es hora de empacar y regresar a casa. Me voy de la ciudad carioca donde hemos estado durante las últimas tres semanas y desde donde todos hemos vivido los momentos más dorados alcanzados en el deporte como país. Me voy de Río, pero me voy con un sabor agridulce.
El deporte de la lucha olímpica se encargó de empañarnos el último día de los Juegos, fueron más grises que el mismo día que amaneció en la ciudad. El gris de la ciudad fue por lluvia, pero el otro fue uno lleno de dudas, conspiración y totalmente injusto para nuestro Franklyn Gómez. Todos vimos lo que sucedió, ganando su segundo combate los jueces retrocedieron a una decisión que le hicieron perder el mismo. Cuanta indignación en las gradas, la misma gente de la lucha de otros países, los que desayunan y cenan en este deporte, estaban incrédulos ante la nefasta decisión. La protesta realizada no rindió fruto, y lo que provocó fue todo un espectáculo de para delante y para detrás de los mismos oficiales. ¿De qué nos sirve la suspensión de los oficiales para la competencia final? ¡Que desilusión! ¿Como pueden jugar así con el sacrificio y dedicación de los atletas? Y hablo en plural, pues no sólo fue el mío, fueron varias las protestas que se realizaron y que dejaron grandes dudas sobre el proceder de esta Federación Internacional. Dañaron el show, el deporte tiene la obligación de tener transparencia absoluta sobre como se definen los ganadores y los perdedores.
De lo ridículo voy a lo sublime. En estos últimos días de competencia pudimos apreciar como nuestro clavadista Rafael Quintero logró colocarse en la final, conquistando un honroso séptimo lugar. Rafa es una de las más grandes promesas que tenemos en este momento y ayer todo el mundo conoció cuan bueno es desde la plataforma. Lamentablemente nuestro abanderado Jaime Espinal no logró ganar su segundo combate y Crystal Weekes se lleva una gran experiencia olímpica en el taekwondo con tan sólo 18 años. De nuestro Javier Culson y su falsa salida podría estar escribiendo largo rato.
Sólo voy a decir que fue un momento muy duro para él y su grupo técnico. Gracias a todos por sus expresiones de cariño y solidaridad, fueron el mejor bálsamo para su alma y pronta recuperación. Para mí seguirá siendo el gran campeón y su medalla olímpica esta vez fue el aplauso infinito del pueblo a su gesta deportiva. De seguro vendrán mejores días y permita Dios podamos continuar disfrutando sus hazañas en las vallas por largo rato.
Estamos a pocas horas de concluir la celebración de Juegos Olimpicos de Río 2016. Han sido 16 días donde hemos podido disfrutar las destrezas de los mejores atletas del hemisferio, entre ellos los 40 de Puerto Rico, todos buscando subir a lo más alto del podio. Nuevos héroes, nuevas hazañas, nuevas páginas para el olimpismo puertoriqueño, esta vez escritas con letras doradas, un Comité Olímpico más fortalecido y un país que se ha desbordado en apoyo total hacia los nuestros. ¿Qué más puedo pedir?
La conquista de la tenista Mónica Puig y su medalla de Oro será un momento que jamás olvidaremos en nuestras vidas. La alegría y la unión del pueblo durante estos días es una de las ganancias más gratificantes que nos llevaremos de Río. Un medallista olímpico no se hace de la noche a la mañana, como algunos quisieran. Poco a poco nuestros atletas seguirán conquistando marcas y obteniendo mejores posiciones. Esta noche se apaga la llama olímpica, y Tokyo 2020 será presentada como la sede de los próximos Juegos.
Gracias, mil gracias a todos. No hay palabras para poder expresar lo feliz y orgullosa que me siento de todos aquellos que han aportado a ser realidad esta medalla de oro, no los voy a mencionar pues ustedes saben quienes son, y a todo el pueblo que nos sigue y valora nuestra labor. Ya mañana saldrá el sol en mi bello Puerto Rico y con él nos volveremos a despertar llenos de fe, esperanza y deseos de seguir triunfando.
Agradecida siempre.