Ya la llama panamericana se extinguió
julio 27, 2015La crema y nata del deporte olímpico
julio 5, 2016Todo comenzó en el 2004 en la fría ciudad de Montreal donde se celebraba el Congreso Mundial de Mujer y Deporte. Fue ahí donde comprendí la importancia del desarrollo de la mujer en el deporte olímpico, la lucha de muchas en países donde son vetadas y la alegría de otras cuando lograban algunos avances.
Ocho años después volví al mismo encuentro, esta vez en la ciudad olímpica de Los Ángeles. En esa ocasión el Comité Olímpico Internacional (COI) realizó la entrega del Trofeo Mujer y Deporte 2012 y de inmediato me vi reflejada en ellas. ¡Ojalá estuviera en sus posiciones, me encantaría ganarme ese premio!
Veinte primaveras han pasado desde la primera instalación de ese premio, el cual todos los años el COI hace disponible por nominaciones a través de los Comités Olímpicos Nacionales. En enero de este año llegaron los formularios y en ese momento lo consideré pero con tantos apuntes en agenda lo dejé pendiente. En marzo recibimos un recordatorio que indicaba que la fecha límite estaba por vencer. Tres días nos tomó llenar hojas, resumir vida y eventos a favor del desarrollo de la mujer, buscar recortes de periódicos, videos y fotos que fundamentaran y fortalecieran nuestra candidatura. Cada nominación debe estar lo más completa posible, vas a competir con otras nominadas, con otros países donde el deporte tiene programas más adelantados que los nuestros y tienes que prepararte bien. Son los miembros de la Comisión Mujer y Deporte los que seleccionan las ganadoras y debes presentarte con tus mejores credenciales.
Pasaron los meses y no hubo noticias. Ya pensaba que este año no sería y que seguiríamos trabajando fuerte para futuras nominaciones. El día menos esperado, llega copia de una notificación dirigida a la Sra. Nicolle Hoeverst, Miembro del CIO y Presidenta de la Comisión Mujer y Deporte de América, donde le informan formalmente que el Trofeo Mujer y Deporte 2015 para su continente había sido designado para la Sra. Sara Rosario Vélez, representante del Comité Olímpico de Puerto Rico.
Por fin corazón, por fin. Que honor sentí al saberme ganadora de un premio que hacía años había sido motivación para mi vida y para mi trabajo. Días después llegó la carta oficial donde se anunciaba que debería estar en Lausanne, Suiza, el 10 de noviembre para la Gala donde se entregarían los premios. Iniciamos el proceso de coordinación de viaje, vestimenta para la ocasión y abrigos para el frio de la temporada. Llegar a Lausanne no es nada fácil, usualmente viajas en tres vuelos hasta Geneva y luego tomas tren por casi una hora. Para mi es más adecuado el viaje hasta París con dos vuelos, menos horas de conección, y un tren de cuatro horas, que es donde voy «Sentadita desde mi bleacher» ahora, con los paisajes más hermosos, de esos que ves en los rompecabezas con granjas y pueblitos que solemos ver en las películas. Impresionante el viaje en tren, muy relajante.
Lausanne está hermosa, es mi segunda visita a la majestuosa ciudad olímpica que en abril de este año celebró los 100 años de tener instalada las oficinas centrales del COI. Quince federaciones internacionales adornan las calles, quienes junto al Tribunal de Arbitraje Deportivo han hecho de la localidad una fuente principal de ingresos. Múltiples reuniones, congresos, foros y actividades se celebran durante el año y han puesto a lucir su nombre a nivel internacional y más aún a nivel olímpico.
Llegamos el domingo en la noche cansados del viaje y listos para descansar. El lunes temprano quedé impactada con la vista de la habitación. Lausanne está localizada en tres colinas, frente al Lago Leman y parte de Francia, rodeada de los Alpes suizos. Ese día nos transportamos a las oficinas actuales del Comité Olímpico Internacional, un edificio moderno desde donde se corren las operaciones del mundo bajo el mandato de su Presidente, el alemán y medallista olímpico de esgrima, Sr. Thomas Bach. En la tarde visitamos la sede original de COI, hoy día la «Ville Mon Rèpos», donde están alojadas las oficinas de Solidaridad Olímpica. Es ahí donde mantenemos nuestras relaciones comerciales más importantes pues es desde donde se originan las aportaciones económicas más relevantes para nuestro CON que abonan en el desarrollo de los programas para atletas, entrenadores y la administración deportiva. En lo que vá de ciclo olímpico ya hemos superado las aportaciones de los pasados cuatro años, y aún nos quedan casi 10 meses para Río. Hasta ahí llegamos con café puertorriqueño, polvorones y otros regalitos de agradecimiento.
Ya el martes amanecimos con algo de ansiedad y un poquito nerviosa. Una visita al Museo Olímpico calmó mi día. Tres pisos de mucha historia, memorabilia, bien interactivo, enmarcados en tres temas principales: el mundo olímpico, los juegos olímpicos y el espíritu olímpico. Una visita guiada durante dos horas no fue suficiente y aunque cumplí uno de mis sueños, me fui sabiendo que tengo que regresar sin prisa, con toda la calma y tiempo del mundo. Es literalmente el Disney World para los que respiramos olimpismo. Buscar mi firma en los muros de la Villa de Londres y ver la foto de la villa donde la monoestrellada, esa bandera de Puerto Rico, plantaba nuestra área residencial fue lo mejor durante el recorrido.
La gala de premiación estuvo espectacular. Durante esta semana casi todas las Comisiones del COI están reunidas en Lausanne, lo que hizo que la ocasión contara con la presencia de varias personalidades del olimpismo, desde el máximo líder, Thomas Bach; el Sheik Ahmad Al Fahad, Presidente de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales; el Príncipe Alberto de Mónaco, y varios Miembros del COI. Compartir la noche con varios amigos de América, de países hermanos como Perú, Argentina, Panamá, Guatemala, Aruba y Estados Unidos fue de gran valor para mi. Luego de la premiación de África, la atleta olímpica Benita Fitzgerald subió a tarima para la lectura de mi semblanza. Con la llamada de Anita De Frantz para la entrega del premio, sabía que mi llamado estaba cerca. Escuchar mi nombre, subir a tarima, recibir el premio, las fotos protocolares, todo corrió tan rápido, pero no tan rápido como los látidos de mi corazón. Que no se me olvide decirles que el premio es el más pesado que he tenido en mis manos, y no es por el peso que tendrá en mi de ahora en adelante, es que literalmente pesa como 15 libras, y aunque viene en una caja para protegerlo, hay que sacar molleros para cargarlo. Al concluír los premios llegó la cena, realmente no tenía hambre, y sólo una foto en las redes hizo que el teléfono no dejara de vibrar. !Que noche! Honrada, orgullosa, feliz, emocionada, contenta, sonriente, así terminé la noche.
Fue dificil coger sueño, tenía que empacar pues la salida fue temprano en la mañana, y los mensajes de texto, llamadas y los post en las redes me tomaron tiempo para atenderlos. Intenté darle «likes» a todos y envié un mensaje de agradecimiento para que sepan que son parte importante de este premio. Me despido con el mensaje que leí durante la gala que dice así:»Es un verdadero honor para mi estar aqui en la ciudad olimpica de Lausanne para recibir el Trofeo Mujer y Deporte para América. Toda mi vida he laborado para el deporte en mi país, una de las más bellas islas del Caribe, desde donde comencé muy joven a conocer el movimiento olímpico.Jamás pensé que luego de 28 años después estaría aquí para recibir tan especial distinción como Presidenta del Comité Olímpico de Puerto Rico. Han sido años de lucha y ardua labor para el desarrollo de más mujeres en el deporte como atletas, entrenadoras y en posiciones de liderazgo.Este premio se lo dedico primero a Dios, que me ha guiado por la vida siendo una persona de bien, a mi adorado hijo Carlos Omar, a mi madre que ha sido la mayor fuente de inspiración para mi y mis hermanos, a mi EquipoPUR, a mis federaciones nacionales, y a todos los puertorriqueños, hombres y mujeres, que han confiado y caminado conmigo durante este tiempo. Mi compromiso y pasión con el olimpismo continuarán latiendo con mucha energía en mi corazón, y les aseguro seguiremos colocando el nombre de Puerto Rico más rápido, más alto, y más fuerte.